domingo, 29 de mayo de 2011

WILLHEILM III - Primera parte -

WILLHEILM. "EL INTRÉPIDO"

Acababa de esconderse el sol tras las grandes montañas de hielos imperecederos de la cordillera blanca en el horizonte. Las antorchas volvían a prenderse en las calles de la ciudad. Y la nieve volvía a caer sobre el cuerpo de Willheilm III, "el intrépido", príncipe de Izgard, y sobre la guardia de jinetes blancos que le acompañaban, Einar e Ivar, amigos de la infancia del príncipe. Atravesaron la empedrada avenida principal que partía a la ciudad blanca en dos, en dirección al castillo de plata, cabalgando sobre sus majestuosas monturas, que no eran nada menos, que leones blancos de un tamaño tal, que competían en altura con caballos. Estos emitían sonoros rugidos con cada paso y salto, haciendo de su aparición una visión impactante a ojos de la plebe, que observaba con entusiasmo la escena, abriendo puertas y ventanas para ver al joven príncipe, ataviado con una armadura de placas, y luciendo una larga cabellera rubia que ondeaba golpeando la espalda del mismo con cada trote.



El joven príncipe alzó el brazo izquierdo apretando el puño cuando llegaron a las puertas del castillo de plata, estirando de las riendas de Volken, su león blanco, aminorando la marcha. Y los dos jinetes blancos que le acompañaban hicieron lo propio. A la vez que el centinela de la torre pregonaba la nueva, "El principie ha regresado, abrid las puertas". Y allí estaba, el castillo de plata, su fortín, esculpido prácticamente en la montaña, hogar de reyes y motivo de leyendas, su primera linea de defensa, era una impenetrable muralla de seis metros de alto, por tres de ancho de pura piedra; daba a un patio inmenso, poblado por la hierva y la tierra, para desembocar a una segunda media luna amurallada con otra pared de piedra, a la que de nuevo, otro centinela dio el aviso "¡Abrid las puertas!". "El Intrépido" atravesó esta vez la segunda puerta, junto con los jinetes blancos, subiendo las callejuelas pavimentadas de la ciudadela, que se extendía breve pero intensamente, con sus grandes caserones dignos de la élite del ejercito Izgardiano.



Dirigiéndose a los establos de los leones, donde dejaron allí a sus ejemplares y subieron lo que quedaba de colina andando... Llegaron hasta el portón del fortín, y el soldado de turno les dio la bienvenida con una reverencia, abriendo las dos hojas de madera de roble.

Entrando en la inmensa sala del trono, donde un alto techo de mármol que se sostenía gracias a unos recios pilares del mismo material, reflejaba la luz de las antorchas, esculpiendo las figuras del príncipe y sus compañeros en sombra. El rey Willheilm II, aguardaba sentado, débil, prácticamente sin fuerzas, pues una enfermedad desconocida se había adueñado de el meses atrás. Minna, hermana del príncipe, estaba a su lado, con la mirada perdida al vacío... y triste.



Al llegar frente al trono Willheilm y los jinetes blancos Einar e Ivar, se arrodillaron ante el, para que seguidamente el príncipe se levantase diciendo - Mi rey... Gedeón asola las aldeas del noreste. En la cordillera blanca todos hablan de muerte, dolor y pena, causada por la insaciable ansia de sangre del demonio... -



Minna volvió en si cuando su hermano habló, agarrando el hombro de su padre con ambas manos, a modo de caricia.

El rey quiso levantarse, pero no pudo... y en su cara se leyó el pesar, seguidamente con un débil hilo de voz pronunció - No hay mas hombres en Izgard hijo mio... - Al terminar la frase, una sonora tos brotó de su garganta, escupiendo sangre al suelo de la sala, con un alarido de dolor.



El joven príncipe no pudo mantener la compostura, y de dos zancadas se postró contra el trono y las piernas de su padre, arrodillado ante el, con los ojos cristalinos y agarrando las manos de este con las suyas dijo -No muráis padre, partiré hacia el sur, y traeré el poder necesario para salvar Izgard, nuestro reino, os lo prometo -



Una leve sonrisa se dibujo por un momento en la cara del rey... - Sé que lo harás - murmuró, pero nadie lo entendió con claridad... y Minna interrumpió la escena con una lagrima surcando su mejilla - Willheilm, nuestro padre necesita descansar... lo llevaré a su estancia -.



***



El viento arreciaba a la mañana siguiente con las primeras luces del alba, Willheilm se encontraba ya ensillando a Volken para partir hacia el sur, lejos, atravesando las tundras norteñas llenas de peligros... Einar e Ivar, ataviados con armaduras de campaña y con todo el equipo preparado de antemano llegaron al establo y se pusieron frente a frente con "el intrépido", de brazos cruzados y frunciendo el ceño, él sabía que no les convencería para que se quedasen en Izgard, por tanto, aceptó de buena gana su compañía y los recibió con una sonrisa mientras enfundaba la "Lagrima de Izgard" espada de sus antepasados en su vaina, recién afilada.



Los tres jinetes dejaron la capital del reino aquella mañana, rumbo suroeste, hacia el final de la cordillera menor y sus largos pasos de montaña... atravesaron la depresión del río Iz y sus extensos valles cubiertos por la verde hierva y los pequeños bosques, llenos de magia y belleza, cruzaron las colinas de los túmulos, al final del gran valle, en memoria de los antiguos reyes del pasado, para mas tarde subir los puertos montañosos de la cordillera menor... y por fin, llegaron después de un mes al linde de las fronteras de Izgard con los paramos del norte... tierra de gigantes.



***













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Izgard

IZGARD, PAIS DEL LEON BLANCO

Izgard es un país frío y montañoso, donde las cordilleras pueblan casi todo el terreno, numerosos ríos y lagos tienen yacimiento en estas inmensas cordilleras. En el centro del país, con nacimiento en el noroeste del mismo, un gran valle parte a Izgard en dos, con la depresión del río Iz, al que una gran mayoría de ríos tienden a servirle de afluente.



Este país es conocido como el del león blanco, pues es en la única parte del planeta donde los puedes encontrar. Estos leones tienen dimensiones mas grandes que los leones comunes, llegando a ser el doble de grandes que sus hermanos.


El dios Volken, dios de la guerra y el honor, es representado aquí como un gran león blanco de ojos azules, que mide mas de dos metros de alto, todos los Izgardianos adoran a este dios de la montaña. Los Izgardianos son un pueblo muy bélico, y siempre están en guerra con las fronteras colindantes, las tierras de los gigantes y los paramos hostiles, intentando expulsar así a estos inmundos seres y que no intenten incursionar hasta su amado país.



La ciudad del león blanco:

Izgard, ciudad de reyes es la capital del país con el mismo nombre, sus dimensiones no son mas grandes que una capital cualquiera de Centra, sus gentes son frías y rara vez dan la bienvenida a los extranjeros y desconocidos, su rey actual Willheilm II "el imperecedero", esta en su lecho de muerte y el príncipe, Willheilm III "el Intrépido", se encuentra fuera del país por cuestiones militares. Esta peculiar ciudad es la única del reino de Izgard, pues todas las demás poblaciones son aldeas y pueblos pequeños, repartidos por toda la cuenca del río Iz, (a excepción de Drakkgard) y en menor medida, por las cordilleras blanca y menor. Sus gentes, en su mayoría, son leñadores y pescadores de río, aún así, todo hombre es un experto explorador de las montañas. Izgard vive de lo que le da la tierra, pues muy pocos aventureros extranjeros llegan tan lejos como para poner un pie en el país y establecer alguna red de comercio, sin embargo, se dice que en Izgard se encuentran los mayores maestros curtidores del mundo entero, razón por la que todo soldado del país, posee una capa y atuendo de piel de león blanco. Izgard está situada al pie de una de las primeras montañas de la cordillera blanca, la estructura de la ciudad forma una gota de agua, que se extiende desde el castillo de plata, la parte mas fina, hasta el centro de Izgard. Por este mismo centro, pasa el río Iz y este punto es el ultimo punto transitable en barco por él, es decir, que todas las vías fluviales acaban y empiezan en Izgard.



El castillo de plata:

Es el lugar de residencia del rey y la familia real de Izgard, tiene este nombre, por que cuando nieva y sus torres de homenaje se cubren de blanco, a la llegada del sol, reflecta a este con un brillo argénteo debido a un efecto óptico. Está al pie de una de las primeras montañas de la cordillera blanca, y parte de esta fortaleza esta cavada en la piedra. Tiene tres círculos de murallas que la protegen, donde, el primero y mas exterior, forma una media luna de unos quinientos metros de longitud, de pura piedra de mas de seis metros de alto y tres de ancho, que da la bienvenida a un patio de armas de diez mil metros cuadrados, aquí reside la primera linea de protección en caso de asedio. La segunda se trata de otra gran muralla de cuatro o cinco metros de alto y dos de ancho que forma un semicírculo intercalado con torres de vigilancia, esta es la segunda linea de protección, que desemboca a un patio reducido con varias casonas donde viven los guerreros que sirven en el castillo, así como los jinetes blancos. Y por ultimo, se encuentra la fortaleza tallada en la piedra que sobresale ligeramente al exterior con inmensas y adornadas torres de homenaje que recuerdan la gloria de este país. Aquí es donde reside el rey y toda su familia, y tienen varios pasadizos secretos que cruzan la montaña para tener una fácil y rápida vía de escape. Sus salones son inmensos y las alas de la fortaleza se extienden por una gran parte de la montaña.



La cordillera blanca:

La cordillera blanca se extiende desde el norte de Izgard, pasa por el noreste y este del mismo, para morir en el sureste, esta cordillera es realmente impenetrable, con picos de mas de seis mil metros de altura de nieves imperecederas, solo los Izgardianos conocen los pasos de montaña escondidos en las alturas para poder atravesarla, y sin un guía estas montañas se convierten en la tumba de innumerables hombres. En su punto mas al este y sureste, esta cordillera roza el mar formando una infinidad de acantilados. Al final de esta cordillera se encuentra la ciudad de Drakkgard, en uno de sus acantilados, y por consiguiente el río Iz que pasa entre dos grandes montañas.



La cordillera menor:

La cordillera menor, nace en el noroeste de Izgard y muere en el sur oeste del mismo, sus picos rondan los tres mil metros de altura, y hay numerosos pasos de montaña que la cruzan. Es lugar de peregrinaje para todos los Izgardianos pues, en ella se encuentra el gran monte del león blanco. Muchos Izgardianos viajan a lo largo de su vida a la cordillera menor, para recorrer cientos de kilómetros hasta el pie del gran monte.



El monte del león blanco:

Esta gran montaña de mas de siete mil metros de altura, se encuentra en la cordillera menor, en el oeste de Izgard, cuenta la leyenda que aquí, en lo mas alto de la montaña, se encuentra Volken, dios de Izgard, protegiendo y vigilando a sus gentes, desde el punto mas alto del país. En realidad, en lo mas alto de la montaña, se encuentra una camada de leones blancos antiguos que superan los quinientos ejemplares, son de enormes como un caballo percherón y que en el valle se creen casi extintos.



La depresión del Iz:

El río Iz, que nace en el gran monte del león blanco, cruza Izgard por su centro, partiendo al país en dos. Este gran río ha formado con el paso del tiempo una gran depresión, y a su alrededor hay un inmenso valle que es como una brecha entre las dos cordilleras del reino, este río, es realmente largo y caudaloso, tanto, que es transitable por barcos fluviales, y es una vía rapidísima, para viajar desde el sureste al norte de Izgard con rapidez, por lo que los Izgardianos lo tienen en muy alta estima.

A su vez, en esta depresión del río Iz, hay innumerables aldeas que lo pueblan hasta llegar a Izgard capital del reino.



Los jinetes blancos:

Los jinetes blancos son la élite de Izgard así como guardia personal del rey. Se trata de cien jinetes de león blanco que guardan el castillo de plata, su arma favorita es el hacha de guerra y montan en león blanco antiguo, y entrenan a los mismos para la guerra. Una carga de este escuadrón es letal contra cualquier unidad a la que se enfrenten, que verá como una marea de leones blancos rugiendo se abalanzan sobre ellos blandiendo sus hachas entre garras y fauces y capas del mismo.

El hecho de que sean solo cien, es por que no quedan leones blancos antiguos en Izgard y estos son los últimos que quedan. Esta raza se encuentra en gravísimo peligro de extinción y los jinetes blancos también se encargan de que esto no ocurra, criando a las crías de león blanco antiguo y cuidándolas todo lo que pueden, a pesar de ello no han obtenido nunca una camada mayor a la que ahora poseen.



Drakkgard:

Drakkgard es la segunda ciudad mas grande de Izgard, después de la capital... no se puede denominar cuidad en si, pero para ser un pueblo, es muy grande, y por tanto se le denomina ciudad a términos Izgardianos, pero cualquier extranjero que la visite, no la consideraría así. Esta ciudad se sitúa al oeste del país, y esta construida en un acantilado, en la desembocadura del río Iz. En esta población, se dedican a construir los barcos que deben cruzar el río Iz, a los que llaman Drakkgar´s en honor a la ciudad y a antiguos relatos y leyendas. La ciudad toma su nombre por que en una parte de ella, el acantilado esta tan cerca, que el romper de las olas parece el rugido de un gran dragón. En esta ciudad también se encuentra la única presa del reino, pues en el último tramo del río Iz las corrientes se vuelven fortísimas y muchas veces son imposibles de remontar, por tanto, los habitantes de Drakkgard construyeron una presa para frenar estas corrientes y así poder remontar el río Iz.

Aquí también se encuentra un grupo de guerreros de élite a los que llaman Drakkos, o también La guardia fluvial. Estos hombres son expertos marineros y poseen capas escamosas en vez de capas de león blanco, su arma predilecta es el arco largo y son verdaderos tiradores expertos, así como sus costumbres y vestimentas son diferentes a las de todo Izgard, aún así, son del todo patriotas y darían su vida por Izgard sin pensarlo.



El santuario bajo las estrellas:

En Izgard siempre ha sido afición el observar las estrellas, pues cuentan sus leyendas populares que los antiguos dioses, viven allí arriba entre las estrellas. Este santuario esta situado en la cordillera blanca, al noreste y lo rodea una pequeña aldea que no tiene mas de doscientos habitantes. El santuario es como una gran catedral de piedra de ventanales coloridos, con grandes salas y subterráneos que guardan libros de tiempos pasados. En su centro posee una inmensa torre que se eleva cien metros al cielo, construida en épocas pasadas por desconocidos, en esta torre se puede ver el cielo como en ningún punto del mundo se ve, o al menos, eso rumorean los Izgardianos y dicen que se pueden escuchar las conversaciones de los dioses, aunque son todo leyendas. En este santuario se dedican a la observación de las estrellas y a especular profecías que se leen en ellas según las sacerdotisas de la orden. La aldea tiene algo peculiar, y es que aparte de estar fortificada con una gruesa empalizada... son todo mujeres. Son voluntarias que dedican su vida a los dioses y peregrinan hasta aquí para que las sacerdotisas de la orden de las estrellas las inculquen en el arte de la clarividencia. Estas mujeres también son entrenadas para la guerra y suelen utilizar dos cimitarras para la lucha, vistiendo túnicas blancas con remaches dorados y utilizando sus dones mentales para su beneficio.

La suma sacerdotisa actual "Arabelle", es la consejera personal del rey Willheilm II, especula profecías según "la estrella mágica" y un mensajero de gran confianza parte todas las semanas desde el santuario bajo las estrellas hasta el castillo de plata, con el consejo de la orden memorizado, pues no pueden correr el peligro de que algún enemigo de la corona pueda saberlo.



Las colinas de los Túmulos:

Estas colinas se encuentran en el suroeste del país, en una de las orillas de la depresión del Iz, antes de que el río vire rumbo este. Se trata de varias colinas que se expanden por todo un valle, donde, en cada una de ellas, reside la tumba de algún rey del pasado... solo tiene relevancia histórica, y muchos ignoran que esto existe.



MITOS Y LEYENDAS:



"Somos hijos de Volken, el fuego que arde en nuestro interior es el legado de los reyes guerreros, que reinan en la bóveda de los cielos.

Yo lideraré la carga, mi espada cortará el viento, los hijos de Volken caerán para renacer de nuevo.

Veré los Drakkgar´s cruzar el mar, contra el gélido viento y la lluvia, perdidos en la oscura noche, la luz de la estrella mágica será nuestro guía.

Y que cuando caiga, mi cuerpo yazca en un Drakkgar. Quemad este en el mar, y que mi espíritu vuele con los ángeles de la guerra y así partir hacia el gran monte, donde mis hermanos aguardan por mi y como un destello en el cielo mi espíritu nunca morirá." (Inspirado en la canción Sword in the wind de el grupo de heavy metal Manowar).



Rezo de guerra Izgardiano.



Los Izgardianos creen, que al morir en batalla unos ángeles de la guerra, vienen a rescatar su espíritu y llevarlo hasta el monte Volken donde sus hermanos les esperan para darles la bienvenida al otro mundo, donde con el paso del tiempo se reencarnará en un león blanco. Esto solo ocurre cuando mueren en batalla, y por tanto si un Izgardiano no muere en batalla, su alma perece según sus leyendas.





ACLARACIONES:

Willheilm III, "el Intrépido", esta en Centra en misión secreta pues un gran demonio llamado Gedeón (antiguo general de las tropas infernales del norte, que ahora es tierra de humanos y busca la venganza contra esta región), asola las montañas de Izgard, asesinando con sus ejércitos a las pocas y despobladas aldeas de las montañas. El rey Willheilm II, ha mandado a su hijo a conseguir el poder necesario para vencer a ese gran demonio y la vida de los Izgardianos depende de él, en quien confía todo Izgard.
















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Inframar

Inframar hogar de los dioses. En principio, esta zona del planeta fue la primera habitada por los dioses, quienes encontraban aquí todo lo que su ser necesitaba para la subsistencia y a su vez, podían interactuar con el planeta. Helizzar, diosa del placer, cautivo a muchos dioses para extender sus dominios fuera de los terrenos de Inframar, en contra de las leyes naturales de los propios Creadores. Embar, dios del juicio, intentó convencer a los dioses de que la idea de Helizzar era un error, pues el equilibrio del planeta se rompería. Y así fue como los dioses se dividieron en dos bandos y comenzó una gran guerra donde la gran mayoría de los dioses perecieron. La guerra terminó cuando Helizzar y su hermano Helizzer encerraron a Embar bajo tres monolitos de poder, con el sacrificio de Helizzer. Rompiendo así el equilibrio planetario.


Las cosas cambiaron mucho cuando los dioses dejaron Inframar después de la gran guerra. Este territorio se convirtió en un paraje helado repleto de misterios, legado de los dioses que habitaron sus tierras. Actualmente esta habitada por Ogros quienes han tomado Inframar para si.

Riscos del hielo eterno y el volcán del hielo:
Se trata de una gran cordillera formada en su mayoría por hielo. El volcán de hielo se alza en medio de estas cordilleras, dicho volcán alberga un secreto en su interior, y es que hay grandes cantidades de nitrógeno en sus adentros. Debido a las bajas temperaturas que sufre Inframar, cada mil años ese nitrógeno se licua y el volcán escupe nitrógeno liquido cuando entra en erupción. Es el lugar mas frió de la tierra donde se pueden llegar a alcanzar los 70 grados bajo cero.

Bosque helado:
El volcán de hielo una vez cada mil años, escupe unas estalactitas de hielo, hace mil años estas estalactitas quedaron clavadas en esta zona, generando un laberíntico bosque de hielo.

Arctica:
Capital Ogra de Inframar, es una ciudad construida a base de chozas y escasas casas de piedra, una empalizada defiende sus dominios, actualmente esta regida por Salvathor, el emperador de los Ogros. Entre sus aficiones destaca notablemente la caza de ballenas.

La torre oscura:
Se alza en una de las numerosas islas al este de Inframar. Un nigromante construyo la torre con la ayuda de la magia y comenzó a intentar hacerse con el poder de Inframar. Los Ogros comenzaron una cruzada contra el nigromante y después de varios años consiguieron darle muerte. Ahora la torre es un lugar maldito donde nadie se atreve a entrar. Se rumorea que uno de los monolitos de poder que abren el sello de Embar, se encuentra en el interior de la torre, y que el nigromante consiguió su poder gracias a dicho monolito.

Mare-Vitae:
Se construyo por una razón, una rápida vía marítima hacia las islas de Inframar, los astilleros mas importantes están ahí. Los Ogros que viven en Mare-Vitae son grandes fabricantes de barcos y armas para la pesca de ballenas.

Mare-Nova:
Construida justo después de Mare-Vitae, otra ciudad costera Ogra, en sus muros no hay nada relevante, simplemente es un asentamiento mas.

Picos del Oro y el río nostrum:
En estas montañas, hay muchísimo oro, y los días mas soleados, en el río se puede ver un reflejo dorado, ya que por sus aguas aun corren pequeñas pero numerosas pepitas de oro. Los Ogros no hacen mucho caso a las piedras preciosas, sin embargo, hay una pequeña instalación minera que defiende este lugar de los extranjeros en busca de oro.

Bellafonte:
Es la ciudad mas grande de Inframar, destacada por que sus construcciones son de origen ancestral, seguramente fueron los dioses quienes levantaron esta ciudad, los Ogros tomaron estas ruinas y se ha convertido en la segunda ciudad mas influyente de Inframar.

Tritón:
Es el pueblo mas pequeño de Inframar, en realidad ni si quiera es un pueblo, es una fortaleza, una cárcel, donde mandan a los presos mas peligrosos.

Zeta:
Es una ciudad que se construyo como medio de alimentación, pues los mejores bancos de peces se encuentran en esa posición, una ciudad pesquera con una reputación muy buena.

Bosque petra:

Antaño fue un bosque normal, pero en la gran guerra de los dioses sufrió un conjuro conjunto de gran poder que petrificó todo el bosque y lo que contenía. (los dioses peleando, arboles, animales etc...)





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sábado, 14 de mayo de 2011

Día 578 -- El espejo --

Día 578 -- El espejo –

Entra el carcelero y ...

Nigromante: Os habéis mirado alguna vez en un espejo y os habéis preguntado como es el mundo desde el otro lado.
El carcelero sonríe, pero continua con su labor.
Nigromante: ya veo que no. Hoy os contaré algo que hasta mis mas allegados desconocen.
ríe irónicamente el nigromante mientras se dispone a contar una de sus historias...
 

   Hace mucho, mucho tiempo, un mago que siempre luchó por ampliar sus conocimientos, se hizo tan poderoso que el mismísimo viento le obedecía, las tormentas pedían su permiso antes de extenderse sobre la tierra, el fuego no se atrevía a consumir sin su consentimiento y los ríos fluían cuando se le antojaba.
Su sabiduría era envidiada por altos magos que anhelaban su defunción. Pero el tiempo desgastaba el rostro del mago. Se pasaba todo el día mirándose en un espejo contemplando su rostro.
Sus arrugas definían un cuerpo moribundo, pero su espíritu mas vivo que el de un niño, aunque preocupado por que el tiempo no le dejaba aprender aquellos secretos ocultos en un libro desapercibidos por el necio.

Un día el mago desapareció misteriosamente del castillo, el rey preocupado pensaba que había muerto.

El rostro de un mago que había aprendido el secreto de los elementos, al morir, su cuerpo no deja rastro para no ser profanado.

Un joven encapuchado salia del castillo para ocultarse en el bosque. Portaba apoyado en su espalda un espejo redondo cubierto de telas y bajo su brazo, un libro que agarraba con mucho ahínco entre sus brazos..
El mago había conseguido pausar su envejecimiento y así continuar estudiando los secretos de aquel maldito libro por muchos año.

El mago aprendió a eludir las maldiciones que ocultaba el libro, y a comprender su lectura. Pero descuidó el pacto que tenia con la Muerte que cada vez era mas difícil de mantener, y su  rostro comenzaba a envejecer rápidamente sin percatarse de ello.
El mago agotado se durmió encima del espejo junto a su libro.
Los sueños se confundían con los recuerdos de su juventud vividos varias veces, aunque sus últimos recuerdos eran solitarios.
Antes de despertar el mago sintió una llamada desconocida, observó su alrededor pero no advirtió magia.
La llamada volvía a perturbar su calma, abrió los ojos y vio como su reflejo le hablaba. El reflejo del mago parecía ser otro mago al lado del espejo, como si hubiera sido liberado de su esclavitud. El reflejo le dijo al mago que existía una forma de leer aquellas plateadas runas del libro que jamas nadie había podido descifrar nunca.
El mago consciente de que estaba soñando, escuchaba con mucha atención y nerviosismo.
- Observa las runas desde este lado. - alzaba su reflejo con la mano derecha, el espejo y
con la izquierda el libro, reflejando las palabras en el espejo, podía entender aquellas runas con las que tanto tiempo había soñado.

Al despertar se dio cuenta que todo fue un sueño. La mirada borrosa hacia el espejo. - Solo ha sido un sueño - Se recordaba el mago.
La habitación estaba toda cambiada como del revés.
Se levantó de la silla, desorientado caminó en busca del libro y al abrirlo contempló que este estaba en blanco, no había nada escrito.
Observó nuevamente el espejo con cara de asombro pudo observar un extraño símbolo pero lo mas inquietante, su rostro no se reflejaba en aquel espejo.

Esto parece tal real, pero es evidente que todavía no he despertado. - Pensaba el mago.
Trató de formular un hechizo que le hiciera despertar, pero el hechizo no funcionó.
No funciona por que estoy despierto. - Se alarmó el mago dirigiéndose hacia la puerta de su cabaña, pero mágicamente su cuerpo apareció delante del espejo y esta vez había un reflejo, el no podía moverse, ni hablar, pero si escuchar, la voz de su reflejo le dio las gracias por haberlo sacado de la esclavitud de su imagen y ahora le tocaba a él ser el reflejo.
El mago ahora esclavo de su reflejo, atrapado en el mundo del espejo fue lo ultimo que aprendió 
antes de perderse en los sórdidos rincones de otro mundo, mientras contemplaba aquel maldito libro
en las manos de su reflejo mientras este ahora real, reía y reía, y decía: Tu mas preciado tesoro,
se ha visto cumplido en mi.



 El carcelero que había terminado sus tareas lentamente para poder escuchar la historia del nigromante, luego salió y cerró la puerta mientras las cadenas que ataban al nigromante se destensaban.








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